Jacek Piechota. Refleksje
Jacek Piechota. Refleksje. Wydanie I
Autor: | Jacek Piechota |
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Rok: | 1998 |
Tytuł: | Refleksje |
Uwagi: | Debiut literacki |
Wydawnictwo: | Opta |
ISBN | ISBN 83-87253-10-3 |
Okładka: | |
Tekst: | Poniżej |
Jacek Piechota. Refleksje. Wydanie II
Autor: | Jacek Piechota |
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Rok: | 1999 |
Tytuł: | Refleksje |
Uwagi: | Wydanie drugie |
Wydawnictwo: | Opta |
ISBN | ISBN 83-88054-00-7 |
Okładka: | |
Tekst: | Poniżej |
Jacek Piechota. Reflections – Refleksje. Wydanie I dwujęzyczne
Autor: | Jacek Piechota |
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Rok: | 2001 |
Tytuł: | Reflections – Refleksje |
Uwagi: | Pierwsze wydanie dwujęzyczne angielsko – polskie |
Wydawnictwo: | Opta |
ISBN | ISBN 83-88054-05-8 |
Okładka: | |
Tekst: | Poniżej |
Tekst wierszy ES
Wersja PL
Wersja EN
Wersja FR
Wersja DE
Traducción al español: María Dembowska
Consultas lingüísticas: Alfredo Balmaseda
Tus ojos
Negros,
Hondos,
Enormes.
Universo
Encerrado en las pupilas.
En su fondo,
Allá,
En la infinita lejanía
Brillan estrellas
Que antes
No existían.
Cuando titilan,
Coquetas,
Entonces sé
Que quieres
Y que el amor
Puede
Encender estrellas.
6 de mayo de 1998
(Verso reconstruido de memoria, ya que el original probablemente se ha perdido).
El álbum
Los recuerdos.
Nada especial.
Sólo este banco solitario a la orilla del mar,
Sacudido por el viento, bañado por la lluvia
Que descubre sus entrañas:
Madera carcomida por el moho,
Recordando que allí estuvimos,
En aquel entonces.
Y sólo esta apenas visible huella de los labios
En tus fotos.
Es sólo
El álbum.
Los recuerdos.
No es nada especial.
22 de mayo de 1998
(Verso reconstruido de memoria, ya que el original probablemente se ha perdido).
Tú no quieres hablarme
Y yo no puedo decir nada.
Callas.
No soporto más este silencio.
Háblame
Antes que el silencio mate este amor.
Háblame
Antes que me envuelva la oscuridad.
Dime algo, por fin,
Si no quieres
Que el próximo rumor
Sea el sonido
Del corazón
Roto.
27 de mayo de 1998
En el fondo de mi alma,
Como en el núcleo del planeta,
Arde el amor
Que a veces estalla
Con géiseres de versos
Y luego – silencio por fuera
y por dentro– una llama que arde.
Y sólo él,
Que quiere sin suerte,
Sabe que el infierno puede ser
Un fuego que arde por dentro.
27 de mayo de 1998.
Soy un hombre
Fuerte y duro cual roca
Pues cuando me dijiste adiós
Solo temblé.
Y ahora
Temo a la noche
Porque sé
Que cuando me levante,
De nuevo veré
Huellas de lágrimas en mi almohada.
Cuando se sequen en la mañana
De nuevo seré
Fuerte y duro cual roca,
Nadie.
7 de junio de 1998.
Un día ordinario
Y de pronto la tempestad: te vas.
Sé que mi mundo hoy se acaba.
Te pido: quédate.
No quieres.
Te vas.
Te suplico: vuelve.
No regresas.
Lejos estás.
Por lo menos dime: ¿por qué?
¿Me querías antes?
Callas.
¿Ya es de noche?
Aquí nadie me necesita.
También me iré a la sombra
Del eterno callar.
8 de junio de 1998.
Quisiera estar contigo
Pero no puedo.
Te entregué el alma
Pero el cuerpo
amarrado con la cadena de la palabra
dada ante Dios a la otra–
se quedó.
El alma, cual trapo desgarrado,
El cuerpo, ya vacío y muerto,
Y sólo el corazón enloquecido
No deja de latir.
Creo que un día
Marcará la hora del encuentro
Y por eso vivo todavía.
8 de junio de 1998.
A la hija
Tú sabes
Que un día vamos a morir
Y tú te quedarás.
Pero no temas,
No vas a quedarte sola,
Ya que te hemos dejado…
¿Nuestros genes?
¿Nuestros corazones?
No.
Te hemos dado nuestro amor,
Cuyo fruto tú eres.
Cuando madure
Únete a otro amor
Y entrégaselo.
8 de junio de 1998.
Te fuiste.
Me quedan sólo
Las noches solitarias
Llenas de silencio.
Y aún me queda
La casa vacía, donde
Nadie me espera.
Y me queda también
La cuerda colgante del techo
El hilo de Ariadna–
Que me indica el camino hacia ti,
Por la tierra del eterno callar.
4 de julio de 1998.
Cuando vi
Tus ojos enormes, ardientes,
Tu boca sedienta
Y el cuerpo tembloroso,
Supe que eras mía.
Esta fue una enfermedad repentina,
La gripe de amor,
El sexo virus,
La flecha de Amor,
Los tres días de momentos del olvido.
Cuando ahora de nuevo veo
Tus ojos enormes, ardientes,
Tu cuerpo tembloroso,
Sé que es un mal persistente,
La lepra amorosa,
Un bacilo feo,
La venganza de Amor,
Un cuarto de siglo de momentos del olvido.
¿Acaso no existe un remedio que lo cure?
5 de julio de 1998.
Soy sólo
Una pequeña
Florecita de montañas.
Vivo
En una roca descubierta,
En la lluvia y en el frío,
Sacudido por el viento.
Mi vida es tan breve
Que no me da
Tiempo
Para los sueños.
Y sé que pronto voy a perecer.
Sin embargo
Cuando de día absorbo
Los débiles rayos de Sol,
Y cuando de noche
Abro la corola
Para mirar
Hacia lo infinito del Universo,
Creo
Que un día vendrá
Mi Pequeño Príncipe.
Y entonces
Mis raíces
Quiebran el granito.
19 de julio de 1998
Soy una planta/un hombre,
Hierba mala divina,
Necesaria para nadie.
Sin embargo
Con orgullo
Estiro mi cabeza
Hacia el Sol/Dios,
Para obtener
La vida/Salvación,
Porque a pesar
De no ser nadie
Soy Alguien
Indispensable
En la Tierra/Obra de Dios.
19 de julio de 1998.
Hombre,
Tú que quieres
La naturaleza,
Ves las aves que vuelan,
Oyes el zumbido de los insectos,
Sientes el olor de los muguetes,
¿Acaso ves también
El grisáceo humo por encima del prado?
¿Oyes el grito agónico
De los seres que mueren?
¿Sientes el dolor
De las hierbas
Aplastadas por los pies humanos?
Dios,
Tú que quieres
Al hombre
Y nos observas
¿Acaso ves todo?
¿Acaso el amor es siempre ciego?
22 de julio de 1998.
Quise ser
Capitán de un barco,
Flotar por los océanos y mares,
Dar órdenes de
Adonde navegar,
Donde anclar,
Desplegar las velas,
Luchar con tempestades.
Ser quien
Desde el puente
Anuncia primero:
Tierra en el horizonte.
Saludar las multitudes,
Cuando el barco engalanado
Entre al puerto.
Ser dueño de la vida y de la muerte
De mi tripulación,
El primero después de Dios,
Quien será el último
En abandonar el barco
Cuando venga
La hora de la desgracia.
Pero cuando se fue
La que yo quería,
Comprendí
Qué difícil es
Ser capitán
Del barco
De mí mismo,
Navegando
Por el mar de la vida.
25 de julio de 1998.
En el cruce del infinito,
Del mundo de los átomos y del Cosmos,
Está el hombre desamparado,
Agarrado de la mano por la Madre Tierra.
Imprimiendo la primera letra
Del cósmico alfabeto: E=mc2.
Dio ya su primer paseo
Por el parque lunar.
Ahora quisiera visitar el mundo entero.
Las ciudades – estrellas,
Los países – galaxias.
Pero antes – la escuela cósmica.
Insuficiente en Ética del Cosmos.
¿El maestro?
Un pequeño ente verde…
27 de julio de 1998.
Estamos juntos
Tanto tiempo
Y como separados.
Pero siempre recuerdo
La caricia de tu pelo.
Que aún no se había secado
Al viento.
Recuerdo los musgos del bosque
Que albergaban
Nuestras cabezas.
Recuerdo los primeros besos.
Recuerdo también las palabras
Que te quise decir en aquel momento.
El alba cantaba.
La boca callaba.
Con el tiempo
El alma calló.
Quedaron solamente
Las palabras ardientes,
Enloquecidas y nunca pronunciadas.
¿Acaso hoy
Pueden decirse?
¿Acaso se puede despertar
Un alma dormida?
¿Y de las cenizas
De tristes experiencias
Sacar y encender de nuevo
Aquella llama?
Estuvimos juntos
Tanto tiempo.
¿Acaso sabremos
Estar juntos de nuevo?
27 de julio de 1998.
Te decía palabras
Amargas
Cual fruto del endrino,
Palabras
Malas e innecesarias,
Regresaba
Tarde en la noche,
Dios sabe de dónde,
Sin un beso
De bienvenida
Veía a menudo
Lágrimas de tristeza
En tus ojos.
Luchaba.
Hería el corazón.
No sabía qué dolor
Te había causado,
Hasta que comprendí
Que en el campo de batalla
Solamente queda
Una sola alma
Herida,
La nuestra.
27 de julio de 1998.
Cuando era joven
Pensaba que la vida
Era una espiral de desarrollo
Por la cual el hombre
Siempre trepaba hacia arriba.
En la edad madura
Me di cuenta de que el hombre,
En el trajín de la vida
Se mueve en un vaivén sin sentido,
Y a veces cae bajo sus golpes.
Ahora que soy viejo
Creo que la vida
Es sólo un artefacto infernal
Para moler la carne humana
Y separar
Estos caracteres suaves, angelicales
Y pecaminosos,
Destinados
A ser chuletas del diablo
De aquéllas diabólicamente duras
Y santas,
Tiradas al… cielo.
27 de junio de 1998.
Cuando
El Hijo del Hombre
Estaba al borde de la muerte,
Sabía
Que por el mandato de Dios
Debía morir por nosotros
Para salvar el mundo,
Que su sufrimiento
No sería en vano.
Que por su resurrección
Viviría eternamente.
Miles de hijos del hombre
Se encuentran diariamente
Al borde de la muerte
Y toman
Su amarga copa.
¿Por qué,
Dios,
No les dices nada?
15 de agosto de 1998.
Por los océanos y mares
Navega el buque-fantasma.
Nadie sabe de dónde viene
Y adónde va.
Aparece de repente,
Deambula por aquí y por allá
Y se pierde en la neblina.
Sólo en los corazones humanos
Deja la intranquilidad
Y el miedo de la gran incógnita.
El hombre
Aparece en el mar de la vida
Cual buque-fantasma.
Se agita por aquí y por allá.
Cuando se acerca al umbral de la muerte
En su corazón se esconde la angustia
Y el miedo de la gran incógnita.
Luego desaparece de repente.
Dejando solamente
Un breve rastro
En la memoria,
Cual la estela
Que deja en el agua
El buque-fantasma.
15 de agosto de 1989.
A veces
En las noches de luna,
Me paro en la ventana,
Abro las alas
Y salgo volando
En busca
De sangre fresca.
Desde arriba veo
A los borrachos,
A los fumadores,
A los drogadictos,
A las muchachas con SIDA,
A los pacientes
Con ictericia inyectada,
A la gente intoxicada
Con los pesticidas,
Con el smog,
Con el agua,
Con los somníferos,
Con el estrés.
Encuentro a los que
Al borde del infarto
Tienen yacimientos
De grasa asquerosa en las venas,
Pequeños bebés,
Alimentados con leche,
Cuya sangre
Ya es
Veneno mortal.
Veo como los jóvenes vampiros,
Guiados por el hambre,
Acechan el cercano
Banco de sangre.
Yo,
Vampiro ya envejecido,
Con frecuencia
Cada vez mayor
Doy vueltas por encima de la ciudad
Impotente.
Y con frecuencia
Cada vez mayor
Regreso a casa
Hambriento.
25 de agosto de 1998.
Tuve un sueño
En un jardín
Del paraíso – Edén
Se encontraba
Un molino de residuos,
Molino para moler
Las basuras
Que nadie necesita.
Pasado
Por las muelas del molino de la vida,
Que trituran, implacables,
Y escupen
A millones de seres humanos,
Necesarios para nadie,
El residuo – Hombre
Fue tirado
A la Tierra.
Su cuerpo mortal
En descomposición
Formó el humus
En el cual germina
La siembra divina.
Los frutos–
Almas humanas–
Serían tan
Bellos,
Magníficos y buenos,
Si no fuese
Por estos diabólicos
Gusanos
Que los roen por dentro.
30 de agosto de 1998.
Tuve un sueño
Horrible.
Vi al hombre
En el juicio de la naturaleza.
Oí el grito
Del mundo que perece.
El dolor
De la Tierra que muere.
El miedo
De la total
Destrucción.
El miedo de la agonía
De los millones
De seres que perecen
Antes de tiempo.
La tierra
Convertida por la gente
En un enorme
Templo de Exterminio.
Condenado
Al grito eterno,
Muerto,
Deambulo
Con otros cadáveres
Y por todas partes,
Con el poder
De las trompetas de Jericó
Llamo:
Que la gente,
Que el mundo,
Que sufre,
Que muere,
Que se debe…
Vámonos.
Nadie escucha.
30 de agosto de 1998.
Cuando
Tarde en la noche
Acerco el cañón
A mi sien,
Pienso
Que si hallara
A diez personas
En cuyos ojos
Brillase una lágrima
Al enterarse de que he muerto,
No dispararía.
Bueno, tal vez a cinco
O bien sólo a cuatro,
O a dos.
Ya sé
Que sólo tú…
Cuando despierto
De madrugada
Sueño
Con que fuese
La verdad.
10 de septiembre de 1998.
Cuando tarde en la noche
Tocas el piano,
Sentado en la butaca
Escucho
A la luz fatua de los faroles
Que penetra por la ventana
Veo
Las sombras que se agrupan
Las almas de los músicos.
Dicen
Que cuando aparezca alguien
Que les toque
Como Él – el Maestro W.A.M.
Entonces Dios
Detendrá el tiempo
Y luego creará
El nuevo mundo.
Primero
Separará el sonido del silencio
Y luego dirá:
Que exista la música.
15 de septiembre de 1998.
De mañana,
En la multitud alborotada,
En el bullicio de la gran ciudad,
En el ruido de los autos,
Yo, el hombre de éxito,
Voy a mi trabajo.
Tranquilo, seguro.
Siento la fuerza de mi billetera.
Por la tarde
El almuerzo con K.,
El golf,
La piscina,
El fitness club
Y el tenis.
Por la noche
El teatro,
Las muchachas fáciles y bellas.
Los caballos, casinos, autos…
Y sólo la Luna
Sabe
Que de noche
Bebo solitario
Para olvidar
Las lágrimas
En los ojos
De aquel viejo
Que revolvía
El basurero.
28 de septiembre de 1998.
¿Y qué diremos a las estrellas
Cuando sobre la Tierra
Aparezca un relámpago
Más claro que mil soles?
¿Que a la gente le faltó fe?
¿Y qué diremos a la Luna
Cuando le toque brillar
Sobre el desierto?
¿Que la gente se quedó sin corazón?
¿Y qué diremos al Sol?
¿Que llegó la hora del exterminio?
¿Y que al lado de los botones del lanzacohetes
Faltaron dos hombres justos?
¿Y qué diremos a Dios
Cuando llegue la hora del Juicio?
¿Que ahora ya sabemos
Que el mundo privado de amor
No puede existir?
¿Y si Dios responda
Que ya no cree
En el Hombre?
11 de octubre de 1998.
Puede ser que pronto
Llegue el día
En que por encima del mundo
Aparezca un brillo
Más fuerte que el Sol.
En que ya sea tarde
Para percibir
La mano divina tendida
Al hombre.
En que los cuatro elementos
Puestos en las manos de Satanás
Desencadenen su poder
El día del Apocalipsis.
Para construir el refugio
No es necesario el hormigón.
Basta el manto
De la oración diaria,
La sonrisa del niño
Que hoy te ve sobrio,
Una lágrima derramada
Sobre la desgracia del prójimo,
Que en el día del Juicio
Probará
Que fuiste
Un Hombre.
12 de octubre de 1998.
Pasan
Los días
Los meses
Y los años,
Y nosotros siempre
Seguimos amarrados
Al pasado común
Por el nudo gordiano
Del matrimonio,
Atados por el amor,
Inseparables
Como hermanos siameses
Unidos por el corazón.
30 de octubre de 1998.
No sé
Cuánto pasaste en la vida.
Tal vez tu corazón es de piedra.
Tal vez no existe en él la piedad.
¿Y si cual acero
Templado en exceso
Se rompe antes de tiempo
Por falta de amor?
Mira,
Llegó la primavera.
En las rocas
Florecen las primeras flores.
El mundo despierta para vivir.
Despierta tú con él – para amar.
30 de octubre de 1998.
¿Qué cosa es el hombre
Si no es aliento de Dios
Envuelto en el cuerpo?
¿Una parte del infinito
A la cual han añadido
La mente, los sentidos y el corazón?
¿Qué es el alma
Si no es una chispa divina
Que tirada al suelo arcilloso
Debería formar
La porcelana fina
Que sonara con el sonido
Del amor, la música, el arte y la belleza?
Ésa que tan a menudo,
Cocida en el infierno
Del monótono día cotidiano,
Se rompe.
6 de noviembre de 1998.
Es este sólo
Un día ordinario,
Desesperante como los demás,
Y tú,
Desde siempre cercana,
Tan
Monótona,
Cotidiana.
Y de pronto
Un temblor
Ahí, en el pecho,
Y luego
Un latido enloquecido
Del corazón
Que repite
Tu nombre.
Me preguntas con tu mirada:
¿Qué pasó?
No sé. Sólo que
La que nunca regresa
Volvió.
Y que
De nuevo eres para mí
La más importante.
17 de noviembre de 1998.